Foto: todos los frutos que produzcamos en la caridad para el bien de nuestros hermanos son para Mayor Gloria De Dios
Por: Nezahualcóyotl / Diócesis de Nezahualcoyotl
Peregrinación Diocesana a la Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe
HOMILÍA
—JN 15, 1. 8—
Apreciable Mons. Héctor Luis Morales Sánchez, Obispo de la Diócesis de Nezahualcóyotl. Queridos hermanos sacerdotes, religiosas, religiosos y fieles laicos (Conocen el lema de nuestra peregrinación… lo vamos a decir 3 veces… yo digo la primera parte “Nuestra diócesis en comunión y alegría… y ustedes responden: “Al encuentro de María”).
“Nuestra Diócesis en Comunión y Alegría… al encuentro de María”
—La gratitud es la memoria del corazón, convierte lo que tenemos en suficiente, y desde la propia pequeñez hace grande a quien la custodia en su corazón. Decir gracias es una de las palabras más hermosas que un padre o una madre puede escuchar de sus hijos… Ser agradecido te honra.
Hoy, movidos por nuestra fe, guiados y acompañados por nuestro pastor. Mons. Héctor Luis, sucesor de los apóstoles, estamos peregrinando a la “Casita del Tepeyac”.
Llegamos caminando como San Juan Diego, con un corazón lleno de alegría y gratitud, a visitar a la Morenita del Tepeyac, para expresarle nuestro agradecimiento por los 45 años de la Erección Canónica de nuestra Iglesia Diocesana de Nezahualcóyotl, por nuestro seminario, por nuestra catedral… para agradecer la vida de cada uno de los laicos que forman parte de nuestra hermosa diócesis, por tantas y tantas bendiciones espirituales y materiales que el Buen Dios nos ha regalado, hasta el día de hoy.
Seguramente, son muchos los sentimientos y emociones que experimentamos en lo más profundo de nuestro corazón, al congregarnos como pueblo de Dios ante la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, madre de Jesucristo y madre de nuestras familias.
—Venerar a la Virgen de Guadalupe como patrona de nuestra nación, y estrella de la primera y nueva evangelización es venerarla como mujer eucarística. La mujer por medio de la cual Cristo se encarnó en su seno virginal y dio a Jesús al mundo. Ella, es la que hoy nos ha conducido hasta su Hijo, especialmente para participar en la Eucaristía, pan de vida, verdadera vid, fuente del verdadero amor.
Hoy Jesús en el Evangelio, se presenta como “la verdadera Vid” y los discípulos, que ahora somos nosotros, formamos parte de Él. Y es de nosotros, que el Señor espera frutos deliciosos, y para esto el mismo Jesús actúa como jardinero, como viñador.
—“El viñador poda y corta”.
El podar y cortar, no son imágenes de amenazas, sino de la premura y predilección de Dios en favor de todo hombre, de todo discípulo y sobre todo de los más débiles.
Las ramas secas representan las miserias, las infidelidades al evangelio, las debilidades, los pequeños y grandes pecados presentes incluso en el mejor de los discípulos. Nadie es inmune; todo el mundo tiene necesidad constante de purificación, todos necesitamos purificarnos
Confrontarnos con la Persona de Jesús y su Palabra, constituye una continua y necesaria poda, porque, no hay rincón oscuro o secreto de la mente y el corazón que escape a su luz; no hay sombra de muerte que ella no disipe. Señala las ramas que deben ser eliminadas y las hojas inútiles que quitan espacio a los rayos del sol, a los brotes productivos.
A pesar de su inevitable aspecto doloroso, esta obra de purificación es siempre motivo de alegría porque es el Padre el que la lleva a cabo; las manos de Dios hieren solo para sanar (cf. Job 5,17).
Toda poda podría ser una llamada de atención a una vida más coherente con la fe que profesamos o, tal vez, una poda saludable, aunque dolorosa.
—Jesús en el evangelio de hoy nos dice: “Ustedes ya están limpios por la palabra que les he anunciado".
Esta expresión no es una declaración de inocencia de los discípulos, sino la indicación del instrumento del que el Padre se sirve para podar, para limpiar la mente y el corazón. Jesús se refiere a aquellos que cultivan proyectos opuestos a los de él: el poder en lugar del servicio, la búsqueda del primer puesto en lugar del último.
La palabra de Dios nos limpia de nuestras ideas equivocadas y mundanas. Cuando una persona tiene contacto frecuente con la Palabra se va dando como una asepsia mental. Y, al contrario, cuando la persona se aleja de Dios, comienza a contaminar sus ideas, la mente y la vida con ideologías extrañas y ajenas a la fe. En cambio, cuando realizas una experiencia significativa de conversión, permaneces unido a la vid, y te alimentas de la savia que Cristo nos da a través de su gracia, lo primero que se limpia es la mente.
Pero, también hay un proceso de limpieza del corazón, de los bajos sentimientos. Tal vez lo más desordenado que tenemos en nuestro interior son los sentimientos, y necesitamos de la palabra de Dios para limpiar y ordenar estos sentimientos que muchas ocasiones terminan jugándonos malas pasadas, termínanos hiriendo a personas que amamos, cargando culpas ajenas, y haciendo un desastre, necesitamos de la palabra de Dios que venga a limpiarnos la mente y el corazón, y esto se realiza en un contacto constante con su palabra. La palabra de Dios tiene una capacidad poderosísima para limpiar nuestra mente y purificar el corazón.
—“Quién permanece en mí y yo en él dará mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada.
Siempre debemos recordar, que todos los frutos que produzcamos en la caridad para el bien de nuestros hermanos son para Mayor Gloria De Dios…
Los frutos que Dios espera de nosotros son: practicar la justicia, la fraternidad, la comunión de bienes, la hospitalidad, la lealtad, la sinceridad, la rectitud, el amor, el rechazo a la violencia, el perdón de los enemigos, el compromiso por promover una cultura de paz...
Nuestros ancestros se expresaban así ante sus hijos: “hijo mío, el más pequeño de mis hijos… sé honrado, sé honesto, sé verdadero, sé una persona digna y buena… pues recuerda siempre que tú eres mi sangre, mi color… tú eres mi imagen, mi pintura…
Estos son los frutos que espera el viñador de nosotros, para que logremos vivir la plenitud del amor, recordando siempre que somos la sangre, el color de la Madre de Dios y Madre nuestra, somos su pintura, su imagen de amor para construir juntos la “cultura de la vida”.
La vid no produce uvas para sí misma sino para los demás. El sarmiento encuentra su propia realización cuando se siente vivo, cuando ve despuntar los brotes, las flores, las hojas y los dulces racimos.
El cristiano no produce obras de amor para sí mismo, para autocomplacerse en su propia perfección moral; ni siquiera para obtener una recompensa de Dios; El discípulo, está llamado a reflejar la hermosa imagen del Padre que está en los cielos: ama sin esperar nada a cambio. Su recompensa es la alegría de ver feliz a un hermano, de constatar que el amor de Dios es posible y se manifiesta en él.
(Les invito ahora cerrar un momentito sus ojos, y sentir el abrazo maternal de María a cada uno de nosotros…)
—Oración—
—Santísima Virgen de Guadalupe, queremos darte gracias por tu intercesión maternal y amorosa en favor de nuestra Iglesia Diocesana.
Haz que te sintamos siempre cerca de nosotros, en cada instante de nuestra existencia, sobre todo en los momentos de oscuridad y de prueba.
Que tu mirada maternal esté siempre puesta sobre nuestras vidas y nuestras familias. A ti dirigimos nuestra mirada llena de confianza, como señal de esperanza y de consuelo, hasta que llegue el día del Señor.
Qué tu esposo San José nos enseñe a luchar por el trabajo honesto.
Bendice a todas las personas que incluso de madrugada salen a trabajar, para llevar pan limpio a la mesa de su familia.
Ayúdanos a perseverar en el fiel seguimiento de Cristo.
Ayúdanos a redescubrir en nuestras vidas la belleza de la verdad y del amor. Ayúdanos a ser pacientes y humildes, pero también libres y valientes.
Danos la valentía de decir “no” a los engaños del poder, del dinero y del placer; a las ganancias ilícitas, a la corrupción y a la hipocresía, al egoísmo.
“NO” a la “cultura de muerte”. NO a la violencia entre nosotros, “No” al Maligno, príncipe engañador de este mundo.
“SÍ” a Cristo que destruye el poder del mal con la omnipotencia del amor. Sabemos que sólo los corazones convertidos al Amor, que es Dios, pueden contribuir a un futuro mejor para todos.
Morenita nuestra, bendícenos; bendice nuestra diócesis de Nezahualcóyotl, bendice nuestro país…
Enséñanos a ser como tú, humildes y sencillos colaboradores de la viña del Señor. Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
A ti Santísima Virgen de Guadalupe.
Nuestro amor y alabanza agradecida por los siglos de los siglos Amén.
(Ya pueden abrir sus ojos… y le damos un gran aplauso a la Virgen de Guadalupe…)
Pbro. Lic. Gerardo Sarabia Lujano
Canciller-Secretario de la Diócesis
P.R.C.A.M.G.D.